TRUCOS CON SAL

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  1. Si te pilla por sorpresa una carrera en las medias, no te preocupes. Para que esto no vuelva a sucederte hay un truco muy sencillo: antes de estrenarlas, introdúcelas en un cubo con agua y un poco de sal. Déjalas unos minutos y después acláralas. No las restriegues, simplemente apriétalas para secarlas.
     
  2. Si quieres recuperar la lana de un jersey que ya no te pones para tejer uno nuevo, toma nota. Deshaz el jersey viejo y enrolla la lana en una madeja de unos 25 cm de largo, ligándola en tres o cuatro puntos con unos trozos de la misma lana. Después, pon agua con un puñado de sal a calentar en una olla grande. Cuando empiece a hervir, mete con cuidado la madeja en el agua y remueve ligeramente con una cuchara de madera. Saca la madeja del agua y repite de nuevo la operación. Aclara bien la lana, aún atada, bajo el chorro de agua fría y deja que se seque. Cuando esté bien seca, tendrás lana como nueva para tejer otra prenda.
     
  3. Un buen consejo para cuando se limpian los sellos es disolver un puñado de sal en el agua con la que se van a lavar. De esta forma, aunque el forro del papel donde están pegados se destiña, no se manchará el sello.
     
  4. Cuando se atranque una cañería, podemos desatascarla nosotros mismos vertiendo en ella, por la noche, una buena cantidad de vinagre previamente hervido con un puñado de sal gorda. A la mañana siguiente la cañería volverá a correr perfectamente bien.
     
  5. ¿Por qué se añade sal a la nieve? El punto de congelación del agua pura es de 0ºC. Sin embargo, cuando se disuelve alguna sustancia en ella, el punto de congelación de la disolución resultante desciende. El descenso que se produce depende de la cantidad de sustancia disuelta. Con 22 g de sal por cada 100 g de agua, se consigue que el punto de congelación disminuya hasta -21 g. Curioso, ¿verdad?