El buen tiempo llega cuando nos empezamos a encontrar esa fantástica variedad de frutas de verano, amplia y apetitosa, en las fruterías y los puestos de mercado. Entre ellas, una muy dulce y jugosa: el albaricoque.

Es una fruta que contiene una gran cantidad de agua, lo que hace que su aporte calórico resulte bajo y sea recomendada tanto para adultos como para niños y personas mayores siempre y cuando no sufran insuficiencia renal (debido a su alto contenido en potasio). Entre sus propiedades nutritivas destaca la abundancia de fibra y su contenido en beta-caroteno (provitamina A), con una interesante acción antioxidante que ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. ¿Qué hace el beta-caroteno? Se transforma en vitamina A, esencial para el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico y para el correcto mantenimiento de nuestros huesos, cabello, piel y vista. Los albaricoques también son una importante fuente de potasio y magnesio que favorecen nuestro sistema nervioso y nuestra actividad muscular.

Son ideales para tomarlos como postre o entre horas, pero hay muchas formas de prepararlos y de incorporarlos en nuestros platos. Por su sabor dulce son muy buenos aliados para la repostería: en almíbar, en cremas, helados o tartas, por ejemplo. Y pueden servir como guarnición dulce en platos de carne, como los solomillos de cerdo o el pollo. Desde Sal Costa te proponemos una receta nada convencional que servirá como entrante perfecto para este verano. ¿Qué te parecen unos Albaricoques a la sal, rellenos de queso gorgonzola y almendras?