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LA IMPORTANCIA DE LA HIDRATACIÓN

El agua (un 75% de nuestro cuerpo) es vital para nuestro organismo. Gracias a ella, las funciones vitales de todos los órganos funcionan correctamente y los nutrientes que absorbemos llegan a cualquier parte del cuerpo. Por todo ello, y porque al orinar y sudar perdemos una gran cantidad de líquidos, debemos beber la cantidad de agua necesaria para estar siempre hidratados.

 

Se recomienda una ingesta diaria de dos litros de agua, siempre teniendo en cuenta toda aquella que ya ingerimos en nuestra dieta.

 

Pero, ¿cuál es el papel de la sal? Al consumir sal, no solo añadimos sabor a nuestros alimentos, sino que también estamos alargando la vida de éstos porque ayudan a retener el agua que contienen. Al pasar esto, se evita que los microorganismos dañinos se multipliquen en nuestro organismo.

 

Además, la sal nos ayuda a reponer nuestras reservas de minerales y electrolitos, esenciales para nuestro correcto rendimiento. Destacamos la presencia de sodio y cloro ya que entre sus funciones encontramos que ayudan al mantenimiento de la presión osmótica en el medio extracelular evitando la pérdida excesiva de agua. Y es que el exceso de sodio puede derivar a la retención de líquidos pero el déficit de éste puede llegar a provocar deshidratación.

 

Así que suma un nuevo consejo al que te hemos dado anteriormente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo diario de entre 2-3 g de sal adicional a la que ya se encuentra en los alimentos.

 

Con la correcta dosis de agua y sal , ¡ten siempre a punto tu cuerpo!