A pesar de conocerse desde solo hace 200 años, el yodo se ha establecido como uno de los elementos más importantes en la química, la física y la medicina.

El descubrimiento del yodo data de 1811 de la mano del químico Bernard Courtois – también descubridor de la morfina-, que se encontraba en mitad del proceso de obtención de sosa procedente de algas marinas. Añadió ácido sulfúrico a éstas y apareció por sorpresa un vapor de color púrpura que al solidificarse parecía granito: el yodo.

El yodo y sus compuestos se utilizan en multitud de alimentos, productos agrícolas, farmacéuticos y tecnológicos. Para haceros una idea, el yodo como aditivo para la sal solo engloba el 4% del total de sus usos.

Es conocido por ser un buen antiséptico para las heridas, por su poder antimicrobial, como también por ser un excelente medio de contraste para rayos X facilitando la visualización de estructuras y fluidos de un cuerpo. Se usó en la fotografía más temprana con los daguerrotipos y ahora en el sector tecnológico, es un componente utilizado en la fabricación de pantallas para televisores, ordenadores y teléfonos móviles, entre otros dispositivos.

Si quieres conocer más sobre la importancia del yodo – como lo esencial que es en nuestra dieta - , te invitamos a seguir descubriendo datos interesantes en nuestra sección De Interés.

Fuente: IDD – ICCIDD Global Network