En España, el consumo del yodo ha sido históricamente bajo en sectores representativos de la población. La ingesta de éste es clave para evitar hipotiroidismo ayudando a la glándula tiroides a regular la energía y el metabolismo del cuerpo humano. También pueden darse casos extremos de cretinismo (retardo en el crecimiento físico y mental) y bocio (aumento de la glándula tiroides). En la población infantil la carencia de yodo se manifiesta con alteraciones mentales y neurológicas que reducen el rendimiento escolar, la capacidad intelectual y de trabajo.

Organizaciones internacionales como la OMS, UNICEF o el Consejo Internacional para el Control de los Trastornos por Deficiencia de Yodo (ICCIDD) promueven el desarrollo de programas de yodación universal de la sal con el fin de reducir este tipo de trastornos. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) indica que con sólo tres gramos de sal yodada al día se puede prevenir la deficiencia de yodo y las consecuencias de ésta. ¿Por qué sal yodada? El fuerte sabor de la sal limita el sobreconsumo, evitando de forma natural la sobreexposición al yodo.

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Fuente: Instituto de la Sal