¿Cuánto sabes sobre frutos secos? En Sal Costa te proponemos descubrir algunas de sus características, sus principales beneficios e incluso algunas recetas. ¡Empezamos!

Cacahuetes, nueces, almendras, avellanas… los frutos secos son ricos en ácidos grasos esenciales y su papel en la formación de membranas celulares es fundamental. Destaca además la presencia de minerales como el magnesio, el fósforo, el calcio, el hierro o el potasio, oligoelementos como el selenio y el zinc y vitaminas como la E.

Son alimentos calóricos, ricos en grasa pero recomendados para reducir los niveles de colesterol “malo”, para aumentar el colesterol beneficioso y para ejercer un efecto preventivo ante enfermedades cardiovasculares. Su consumo también es adecuado para deportistas (proteínas) y para personas que sufren estreñimiento (fibra). En caso de llevar una dieta baja en calorías o sufrir problemas digestivos es mejor evitarlos.

Las condiciones de conservación varían según si los frutos secos van con cáscara o están pelados. Con cáscara son más fáciles de conservar ya que están mejor protegidos frente a la luz, la oxidación y el calor. Pueden conservarse a temperatura ambiente en una despensa fresca, ventilada y sin humedad. Los frutos pelados como no se encuentran protegidos frente a factores externos, es preferible conservarlos en un recipiente hermético en un lugar fresco, oscuro y seco o incluso en la nevera. Las preparaciones saladas facilitan su conservación.

Los frutos secos se pueden ingerir de distintas maneras (crudos, horneados, con sal o incluso con azúcar) e incluir en infinidad de platos: en salsas que acompañan carnes, en cremas de verduras, en ricas y completas ensaladas e incluso en panes, dulces y helados. En Sal Costa te proponemos algunas recetas en los que incorporarlos: Albaricoques a la sal rellenos de queso gorgonzola y almendra, Ensalada de judías verdes con piñones o Rollitos de pavo rellenos de salchicha, aceitunas negras, pistachos y queso feta a la sal. ¡Buen provecho!